¿Cómo influye el divorcio en la vida de los niños?

Cuando se comienza un proceso de separación o divorcio en un núcleo familiar con niños estos suelen sufrir consecuencias derivadas de esta decisión tanto a nivel mental, como en el ámbito legal. Esto no solo por tener que lidiar con la separación de su familia como ellos la conocían, los cambios que se comienzan a manifestar en su día a día y su propia forma de afrontar un problema que aún no entienden ni saben procesar del todo.

Por otro lado, si la separación es conflictiva, lo resienten aún más, ya que tendrá que ver a sus padres pelear, posiblemente pueda ser privado de ver a uno de ellos y tendrá que ser parte de querellas en juicios y con abogados por custodia y visitas legales.

Si alguno de estos es tu caso y quieres conocer como está afectando esto a tu pequeño, sigue leyendo que hemos consultado con los expertos en divorcios de Trámites Santander y te contaremos todo lo que necesitas saber sobre el tema.

Efectos legales

Primero que nada, hablaremos de con que tendrá que lidiar tu pequeño a nivel legal cuando de un divorcio se trata.

Lo primero es que sobre el caerán ciertos derechos que ambos padres deberán cubrir como el régimen de guarda y custodia, los derechos de visita y el establecimiento de una pensión de alimentos, y que vienen reconocidos en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, que forma parte de nuestro ordenamiento interno desde su ratificación y publicación en el BOE de 31 de diciembre de 1990. Igualmente, nuestra Constitución señala en su artículo 39.4 que “Los niños gozarán de la protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos”.

Lo bueno de ello es que esto hará que en  el proceso judicial, el juez se aboque siempre a buscar el mayor bienestar de los hijos. La idea siempre será proteger el desarrollo integral de los menores, de forma que pueda tener una vida digna y plena a nivel material y afectivo permitiéndoles alcanzar el máximo de bienestar posible, según lo establecido en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor, modificada por la Ley de 22 de julio de 2015, al señalar que “Todo menor tiene derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial en todas las acciones y decisiones que le conciernen, tanto en el ámbito público como privado”.

Así, por ejemplo, siempre se llegan a acuerdos beneficiosos para el pequeño, como la custodia compartida, la que le permite seguir disfrutando de la presencia, la compañía, el amor y los cuidados de ambos padres por igual, independiente de la situación que haya entre ellos. Además que así se procura que el niño siga contando con una figura paterna y una materna durante su desarrollo, garantizando que todas sus necesidades psicológicas, de desarrollo y familiares estén cubiertas. Esto por supuesto, a excepción de ciertas situaciones, en la que lo mejor para el niño es mantenerse alejado de alguno de sus padres ya sea por conductas o comportamientos nocivos o violentos.

Por otro lado, también se establece lo que es la pensión de alimentos, de forma que el niño siempre cuente con sus necesidades vitales cubiertas, sin importar la situación de sus progenitores o los intentos que puedan hacer para aludirla, manteniéndolos incluso libres de amenazas o chantajes en su intento para zafarse de esta obligación.

En fin, se puede decir que lo que se busca es priorizar las necesidades y derechos de los hijos involucrados en el divorcio, a costa de inciso el sacrificio de los padres para lograrlo.

Incluso. los menores tienen también una serie de derechos o garantías en los procesos judiciales en los que se decida su custodia, régimen de estancias y visitas. Entre ellos el derecho del menor a ser oído; la intervención en el proceso del Ministerio Fiscal; la intervención de profesionales cualificados que velen por el interés del menor; y la necesidad de que las decisiones judiciales que les afecten estén debidamente motivadas.

Suele suceder que la intervención legal es necesaria en los divorcios conflictivos en los que los padres están enfrentados y esto afecta la toma de decisión imparcial sobre las necesidades del niño; pero, también suele pasar que es necesaria en las separaciones más amistosas, en las que los padres creen que están decidiendo lo mejor para el niño, pero que su imparcialidad dentro de la situación no les permite ver si están siendo realmente objetivos.

Igualmente, si se están llegando a acuerdos beneficiosos con los abogados y entre ambas partes, nunca está de más la intervención judicial que supervise y de su visto bueno sobre las decisiones a las que se están llegando, por ejemplo, en el establecimiento de la cuota de la pensión alimenticia que es un tema tan revuelto.

Finalmente, también es muy importante que se haga todo lo posible por no llegar a divorcios conflictivos o incluso, destructivos para los niños, en los que estos se vean en el medio de una lucha emocional y legal y que le obligue a pasar por un largo proceso judicial, testimonios, y demasiados cambios en su vida como la conoce. Más aún, también es importante que se proteja al niño de caer en tratos de manipulación, chantaje, amenaza por parte de los padres o de alguno de ellos, y que de haber pasado así, se tomen las medidas legales correspondientes y se le preste la ayuda psicológica necesaria para lidiar con la situación.

Efectos en su día a día

En donde el niño ve más reflejado el proceso de divorcio de sus padres es en su rutina del día a día que por supuesto sufrirá algunos cambios importantes.

Algunos de los factores que le afectan en este sentido son:

  • En caso que el niño tenga que cambiar de residencia para mudarse con uno solo de sus padres, el niño tendrá que pasar por un cambio en su residencia, colegio, amigos, etc. Por lo mismo, el niño deberá pasar por el correspondiente proceso de adaptación a su nueva realidad con todo lo que esto conlleva.
  • Por otro lado, el menor tendrá que ver como uno de sus progenitores se va de casa y comienza a pasar menso tiempo con él, por lo cual el trato y la relación se mermarán. Este será uno de los cambios más duros sobre todo si el padre que se aleja era parte muy presente en su día a día. También esto traerá que el niño ya no podrá disfrutar de pasar tiempo con sus dos padres al mismo tiempo, sobre todo si los acuerdos de custodia no lo permiten. Incluso, en muchos casos, se puede perder por completo la relación con uno de los padres, si este prefiere alejarse, se muda de ciudad, etc.
  • Puede pasar que los padres comiencen a hablar mal el uno del otro en frente del niño, que lo pongan a elegir entre uno de los dos, lo chantajeen, y otros comportamientos nocivos que afecten la pisqué del niño.
  • Luego viene ese momento en el que uno de los progenitores, tarde o temprano, incorporan una tercera persona dentro del núcleo familiar, haciendo que el niño deba acostumbrarse a esta presencia y a compartir con esta persona. Si es verdad que los padres tendrán todo su derecho de continuar su vida, pero hay que hacerlo respetando los tiempos y espacios del niño para que este cambio no sea intrusivo, no le afecte a nivel sentimental y le haga sentir que le hace falta alguno de sus dos padres. Además esta nueva figura materna o paterna, debe estar muy bien pensada en función de las necesidades del niño.

En fin, estos son grandes cambios por los que es inevitable que el niño pase. Lo importante es que siempre se cuide en lo posible que estos cambios sean lo más amigables posibles, cuidar mucho el proceso, las situaciones que puedan darse y las reacciones del niño ante ellas; incluso, nunca está de más buscar un psicólogo que le acompañe durante todo el proceso para que el ayude a entender todo lo que está sucediendo a su alrededor, verlo lo más normal posible, y no desarrollar sentimientos de culpa, frustración, soledad, depresión, etc.

Recordemos que es muy fácil que los niños puedan, desde su inocencia y desentendimiento, sentirse los culpables de la separación de sus padres y por supuesto, estos no tienen la madurez de lidiar con cambios tan grandes como una mudanza, la desaparición de la figura de uno de sus padres o situaciones conflictivas entre sus progenitores que le involucren.

Igualmente, nuestros amigos de Trámites Santander, siempre recomiendan a los padres, contratar abogados avocados principalmente a salvaguardar la integridad y los intereses de los menores involucrados en los divorcios, de forma de tener una asesoría que siempre busque el mayor bienestar de los niños y que dirija todos los procesos y acuerdos hacia el cumplimiento de este objetivo.

 

 

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